miércoles, 2 de noviembre de 2011

Adormidera

Agonizando en una balsa a la deriva
por un enorme oceano de agua dulce,
desembarque agotado en una pradera
antes de ser engullido por la mar.

Confluyen en la enorme pradera,
a las faldas de arrogantes montañas,
multitud de flores y malas hiervas,
entre cardos, margaritas y hortigas.

Entre ese kaos de pastizal verde,
destacaba una preciosa adormidera,
cuyo tamaño supera a cualquier planta,
y sus petalos brillan como el neón.

Queriendo embiagrarme de su semilla,
y empaparme de su brillo y fragancia,
al intentar arrancarla para morderla
se fue volando por el prado majestuosa.

En el asfalto me encuentro sentado,
sintiendo como su tallo enredado,
en mi cabeza no me deja observar
el primor de campanillas o margaritas.

A diario fabrico un barco de vela,
para poner rumbo viento en popa
a las faldas de esas montañas,
y quemar todas las malas hiervas.

Agarrarte, correr, gritar y soñar,
que aun no hay nada perdido,
que todavia se puede molestar,
y en tu lecho de savia humeda
olvidar este cínico calvario.

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